Que quede. Publicado en el 2008, en GTRSpain.com.
Los que tengan niños pequeños, saben que, un par de veces al
año, si todo va bien, hay unas reuniones periódicas con los profesores, para
saber cómo van las cosas con el mancebo en cuestión.
Todo fue muy bien. Nos habló de lo bien que socializa este año, de que ya ha mejorado mucho más su trazo de dibujo, que ha ampliado su círculo de amistades. Vamos, que está dejando de apuntar a ser el bicho raro que fue su padre en tiempos.
Eso sí, con 4 años, y 2º de educación infantil, habla de
dióxidos de carbono, vapores de agua, de leyes de Newton y de la Estación
Espacial Internacional… sí. Es un protofriki, pero por ahí no voy a renunciar
ni un pelo a lo que considero su formación básica.
Y cuando ya nos íbamos, llegó el golpe; ese latigazo que no
me esperaba ni por asombro...
-Ah!, una cosita más, -dijo la profesora.
-¿Sí? -dije yo, muy solícito, considerado y comedido, como
cabe esperar de un padre diligente y preocupado…
-El chico siempre está diciendo en clase a todos sus
amiguitos que “su papá tiene un volante en casa”. ¿Qué significa eso realmente?
Diossss! Me sentí como un exhibicionista al que le pillan la
minga con un cepo, como un pirata atrapado con DVDs en la tostadora, como un
hacker pillado en pleno infortunio…hasta creo que me puse un pelo ruborizado.
Mi mujer me miró solícita, esperando una respuesta elegante, convincente, y sobre
todo pedagógica.
Tenía que pensar algo rápidamente, intentar no balbucear,
parecer razonable y sobre todo convincente.
Pensé salir de saque, con el rollo de http://www.pegi.info y todo eso, pero me pareció
que por ahí no conseguiría más que liar un poco más el tema.
-Dios, ¿¿qué hago?? -Los segundos pasaban y todavía sólo
había soltado una sonrisilla complaciente…esto aparentaba ser una cámara de
alta velocidad en la que el tiempo parecía haberse detenido…
-¡Cielos! Creo que estoy cagándola. ¡¡Tengo que decir algo!!
Bueno, allá voy…
-Estoooo, sí, puessss sí, tengo un volantito en casa, para
la simu…estoooo…juegos de esos de coches de carreras. ¿Sa-sabes?
-¡Ah!, sí, ¿de la playstation?
-S-sí, sí. De la playstation.
-Ah! ¿Para ti? Y el niño ¿también juega con ellos?
Estaba esperando la preguntita. Pensé en mentir de entrada,
pero probablemente mi mujer me hubiese dado una coz en las gónadas, así que
decidí sacar pecho.
-Sí. Lo hace, pero poquísimo, ¿eh? Y siempre bajo la
supervisión de un adulto, como es natural, claro, y una cantidad de tiempo adaptada
a su edad, por supuesto, usando tablas de tiempos/edad, pedagógicamente
avanzadas. Utilizamos, además, juegos completamente recomendados para su edad y
observando siempre su reacción, para no interferir en su formación y evolución,
como cabe esperar de un padre responsable y preocupado.
-Biennnnnn Pepiño!!, -pensé- -¡¡ahí le has dado!! -Diosss…no
cabía exposición más racional.
Y seguí pensando, -La tienes contra las cuerdas. ¡¡Sólo cabe
esperar a que se rinda dialécticamente a tus pies!!...
Ahí llegó el golpe. No me lo esperaba. Me podía esperar un
ataque frontal, pero no dentro de mis propias huestes…pero ahí llegó.
-Pues, no; verás. Se trata de unos juegos en los que hay que
escapar de la policía; mi marido maneja los pedales y el cambio de marchas, y
el niño conduce a más de 250 km/h (hay que joderse lo que da el Lexus IS200 con
el nitroso…, pensé yo) por las calles de una ciudad, llevándose por delante mobiliario
público, chocando con coches de policía para echarlos fuera de la carretera. Y
el niño se muere de la risa, llamándoles “flojoooooooooooooo!!!!” , o
“tunerito….a la cuneta” (¿quién le habrá enseñado esos términos?). Los fines de
semana, el niño se levanta pidiendo volante, en lugar de dibujos animados, como
los demás…
-Ya sólo le queda contarle que casi se mea por las patas por
no querer parar de jugar, pensé, para mis doloridos adentros.
-Ya, -dijo secamente la maestra. -Es un poco extraño.
-No, ¡qué va!, -dije yo, queriendo terminar todo aquello. -Seguro
que hay más niños de los que piensas que están en la misma situación…-¡Ya sólo
me queda que me diga que va a mandar a un trabajador social de la Comunidad de
Madrid para que emita un informe sobre el extraño caso de la reencarnación de
un niño en Fernando Alonso!!
Tras unos segundos de silencio insoportables, echó una
sonrisa y decidió dejarlo ahí, por suerte. Desde luego, uno no sabe por donde
le van a salir las tutorías, ni los enemigos, pero cada año que me cae encima,
pienso que el que pensó que “la verdad os hará libres…” tenía una alteración
básica de la percepción de la condición humana.
Hasta otra,
^_Pepe_^