Bien.

El hotel, hoy ya se ve mejor. Como es temático, yo tengo a Brad Pitt en mi habitación en todos los usos y colores. Incluyendo el de matón con su pistola que me asusta cada vez que voy al baño. Como siempre aquí, el servicio del hotel es máximo, todo está orientado al buen servicio. El desayuno más que correcto, con fruta y varias cosas. A años luz del del Aloft. Nos vino a buscar nuestro chofer personal y nos llevó a la zona del banco, en la carrera 20, en donde pudimos comprobar con horror que la zona es incluso peor que la de nuestro hotel.
Trabajo duro durísimo hoy. Muy concentrado mucho de avanzar, muchas caras de incredulidad y de sorpresa, pero es mejor ponerse colorado cuanto antes. Y eso. A comer fuimos a un lugar típico muy cerca del banco, en donde pudimos degustar...la bandeja paisa, que es...básicamente un pantagruélico ejemplo de ¡¡vamos a poner de todo un poco!! ¿vale? Aaaaagggg. Por dios santo. Pongo una foto. Casi todo lo que hay se reconoce, había plátano maduro frito también. A mi me sentó todo como una patada en el estómago, más o menos, porque ya venía lastrado de ayer. No puedo forzar hasta pasado mañana por lo menos. Vamos a ver cómo evoluciono de este empacho tricolor.
Luego otro viaje en taxi ¡¡Nascaaaar!!! hasta el hotel. Yo no ceno. No puedo.
[Update]_ Al final sí fuimos a cenar, ¡qué barbaridad! aquí no se para de comer. Fuimos a un restaurante que está al ladito de nuestro hotel. El restaurante se llama Daniel, Dine & Wine, más conocido (por nosotros) como la casita de Hansel y Gretel. Cenamos un poco de todo para picar, arepas, quesadillas, un poco de carpaccio de res, que estaba excelente y una ensalada caprese, que no tenía nada que envidiar. Muy preparadito todo y muy bien servido. Realmente recomendable.
Ayer, mi Ángela me recomendó La Mina, muy cerca de aquí, según Tripadvisor, es del top 5 de Bogotá, así que me temo que habrá que probarlo. No sé con qué estómago...