Bueno, que decidimos irnos a Cantabria y Asturias. Con el firme propósito de bañarnos, de ver los Picos de Europa, de comer queso y de hacer pateos.
Por orden. Salimos
Martes, 30 de abril.

Volvimos dando un paseo y a dormir.
Miércoles, 1 de mayo
Seguimos camino del norte, y paramos en San Pedro de Cervatos, que queda por el camino. No lo conocía pero merece muchísimo la pena. Un románico de primera, digno del mejor de los museos, y ahí está. Razonablemente bien conservado y mostrado por una voluntaria con mucho ánimo. Genial.
Llamamos al camping a donde íbamos a ir, el "Las Hortensias", pero una locución nos dice que están cerrados y que no abren hasta el veranito. ¡Hale! Estas vicisitudes muy campistas. Encontramos otro rápidamente. Oyambre, en San Vicente de la Barquera. Digan conmigo: ¡¿Cómo estaba el camping?! Pues eso. Excelente. De primera. Con piscina climatizada (chapuzón inmediato). Con recarga de VE, con supermercado, y con bar con ambiente, cervezas artesanas y menú del buen comer. Tenía toda la carta de cervezas cántabras (Smach, y Dougalls).
Primero un poco de playa (un paseo) y a tope recorrer. Hacía frío y no podíamos bañarnos, ni los más valientes. Pero dimos un excelente paseo.
Y cena en el bar con todo tipo de viandeces, que ya casi no recuerdo pero que parecían hamburguesas historiadas. Muy rico todo. Muy rico.
Jueves 2 de mayo.
Pateo a Bulnes. Ya tocaba. Nos fuimos con los coches hasta la base del pueblo. Huyan de ahí en verano, porque un día laborable de mayo con sólo las hordas de Madrid ya casi no se pudo aparcar. Funi al pueblo, y tira para arriba. Estupenda ruta a los miradores del Naranjo, que no se dejó ver muy bien (niebla) pero que se lo agradecimos mucho. Comida en el campo, grabación de vídeos para el cole y bajada. ¡Bajada! dios santo, las rodillas. Bajada hasta el coche, que cojer el funi es de guapos. Llegué en estado un poco lamentable, pero entero. Realmente tengo que volver a pillar la forma física. Menos mal que entre el mirador y el coche, estaba Bulnes, en donde paramos a echarnos un quesu y una sidrina.
Paramos luego en la bajada en un bar de Las Arenas, a tomarnos un queso y una sidra, o dos.
Patidifusos hasta la caravana. Exparcimiento, ocio, y poco más. Cada uno a lo suyo. Muy bien todo oye.

Viernes, 3 de mayo.
Día de ver las cuevas de Altamira, que vimos con mucha más gente de la esperada. A mi, personalmente, me dejaron un poco meh, pero igual fue algún tipo de sugestión. La visita está bien montada. Un poco "circulen, vamos, vamos...circulen, que viene el siguiente grupo", pero bien.
Comillas es un pueblo de bien. De ricos, de vox, de banderas y de viva el rey. Un pueblo como dios manda. Un pueblo de misa los domingos y niños disfrazados de esperpento.
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FP de Carrión. Nada excepcional |
Sábado 4 de mayo.

Tiramos el camino de vuelta. Buen tiempo y rodando bien. No hay tráfico.
Paramos en un Furgo Perfecto para ver el Canal de Castilla y La Iglesia de Frómista, que está realmente restaurada hasta ¡dios santo no ha quedado nada! pero merece la pena. Invasión de mosquitos extraños. El pueblo está en fiestas. Horror. Nos vamos.

Bueno, fue todo muy improvisado, pero mereció mucho la pena. La noche super-tranquila. Un poco de rasca, y pusimos la Truma, que la ocasión lo merecía.
Tiramos de vuelta. Ya despacio. No hay prisa. Llegamos a mediodía para comer en casa.
Un viaje muy redondo.