Puente largo por delante. Mucho que hacer. Vamos con los Cano. ¡Empieza el caravaning!
Salimos el mismo viernes a la tarde, nos juntaríamos con los Cano al día siguiente, porque tienen mucho que hacer el viernes, y van a tope con la vida, siempre.
Sin prisa, salimos por la parte de Ávila, porque el atasco de la A5 es importante, y Google nos dice que mejor por aquí. Vamos avanzando y nos pilla la noche. No sabemos dónde vamos a dormir. Pensamos que en Mérida, pero son las 20 y estamos a mucha distancia del sitio. No creemos que sea buena idea llegar, así que buscamos un sitio más cerca.
Decidimos que será Plasencia. Nos quedaríamos en el FPerfecto más grande. Más que nada porque no conocemos todavía los demás. Al llegar, ya en plena noche, más de las 21, vemos unos carteles que dice que está muy prohibido aparcar en todo el parking, pero al mismo tiempo, dentro vemos más de dos decenas de furgos durmiendo plácidamente. Así que para dentro y nos ponemos a cenar. Dormir tranquilamente.
No va a poder ser, así que nos vamos a Almendralejo, en donde paramos en el polígono industrial, justo al lado de un bar en donde se ofrecían a darnos unas migas en cuanto los Cano llegasen. Moscas. Muchas moscas.
Finalmente, al llegar los Cano, cierran las puertas y dicen que se van. Buscamos otro, y comemos por allí. Nada del otro jueves, pero las croquetas estaban ricas. Seguimos camino, que tenemos mucho por delante. Más km. Según vamos para el sur, más calor, como era de esperar.
Al ir avanzando por carreteras no muy buenas, nos damos cuenta que bajar hasta la playa para subir al día siguiente, va a ser un poco un contrasentido, así que buscamos un camping que esté abierto y nos lanzamos a por él. Finalmente es el Camping Ribera del Chanza, en Cortegana. Muy bien para entrar, y un sitio muy bueno, con muchos niños jugando y disfrutando.
Buscamos un sitio para cenar porque sí. Y encontramos el Mirador de Don José, que nos tiene una pinta excelente. Allí nos vamos y con unas vistas de Cortegana espectaculares, nos apretamos de todo y muy rico.
Dormir.
Al día siguiente, a las minas, que tenemos las entradas. El museo por la mañana, la casa 21 no puede ser, pero vamos a verla por fuera. Comemos donde habíamos aparcado las caravanas (porque nos hemos venido con todo).
Finalmente sí podemos ver la mina de Corta Atalaya, que se ha abierto al público recientemente, y es auténticamente espectacular. Sin duda, algo que merece mucho la pena ser visto. También el tren es muy interesante. Nos lleva hasta la opción de tocar el rio Tinto, con su arsénico y todo.
Después de toda la visita, nos ponemos en marcha porque tenemos que tirar hacia el mar. El mar nos espera, y no hemos hecho 700 km para no verlo. Así que tiramos para abajo. No parece que vayamos a llegar de día así que -una vez más- nos quedamos por el camino. En concreto en Valverde del Camino, que tiene un FPerfecto a la entrada. Muy bien aparcamos allí, y nos fuimos a cenar. A ver si nos va a dar algo por cenar en la caravana. Comimos en La Hacienda del Zapatero en donde nos dieron cosas con jamón. Muchas cosas, con mucho jamón. Comimos la mar de bien.